Por Grupo Solís
El Gas Licuado del Petróleo (conocido por su sigla en inglés LPG), básicamente mezcla de gases C3 (propano) y C4 (butano y sus isómeros), se obtiene en un 60% aproximadamente por separación del gas, ajustando el punto de rocío para ponerlo en especificación y de esa forma transportarlo por ductos.
El proceso descripto se realiza en plantas de separación mecánica, por distintos procesos, o en plantas de turbo expansión. El diferente rendimiento entre los distintos tipos de plantas obedece a distintas temperaturas de enfriamiento del gas, ya que a menor temperatura se logra una mayor extracción de LPG. La decisión sobre el tipo de planta a utilizar se toma considerando los costos involucrados, los volúmenes del producto a tratar y la composición del gas.
El restante volumen de LPG, aproximadamente 40%, se obtiene como subproducto de la refinación del crudo. De dicho subproducto, que por su origen es olefínico, el butano en una determinada proporción es utilizado en la producción de naftas y el propano se destina al mercado del LPG.
El LPG, se consume básicamente en el sector doméstico, en distintos envases que se entregan a los hogares en garrafas que van de 10kg a 45kg y a granel, en almacenajes que varían a partir de los 205 kg o en tanques de 1m3 hasta 50m3. Otros usos importantes se dan en el sector petroquímico y como propano vaporizado en redes domiciliarias.
La falta de planificación y las políticas erradas en el manejo del LPG por los distintos gobiernos hicieron que este producto disminuyera en su producción durante los últimos años.
Por sus características físicas, el costo del LPG tiene un componente de transporte importante desde el lugar de producción hasta que llega al punto de consumo. Dentro de la actividad esto se define como: T1, flete desde productor a planta de fraccionamiento; T2 de la planta de fraccionamiento a puntos de venta y T3 ya sea a granel en grandes recipientes o en envases de 10 kg y 45 kg a domicilios particulares.
Por las características intrínsecas de los envases, la entrega del LPG en banquina de distribuidores -garrafa social- no se condice con las prácticas habituales de abastecimiento –entrega a domicilio– . Obligar al consumidor a buscar este producto requiere que el mismo disponga de un medio de transporte, al menos una bicicleta con carrito, lo que lo expone a que le sustraigan bicicleta, envase y dinero. La vuelta a la práctica histórica de entrega a domicilio, le evitaría al consumidor enfrentarse a un escenario como el descripto.
Las connotaciones que tiene el sistema hacen creíble la expresión: quien comercializa LPG básicamente vende flete, por lo que el análisis de su incidencia se debe contemplar en los costos.
Otra utilización marginal del producto es como combustible vehicular en zonas donde no existe el Gas Natural Comprimido (GNC), verificándose actualmente el uso del LPG en el transporte automotor en las provincias de Chaco, Misiones, Corrientes y Formosa.
Quien comercializa LPG básicamente vende flete, por lo que el análisis de su incidencia se debe contemplar en los costos.
El uso del “LPG automotor”, práctica muy desarrollada en otros países, debido a su característica de licuado compite perfectamente con el GNC, debido a que en los tanques de almacenaje de LPG las presiones máximas son de 17 bar, contra las de los tanques de GNC que superan los 200 bar.
La autonomía es otra de las ventajas ya que, con el mismo volumen de tanque se recorre el triple de kilómetros. La economicidad del producto lo hace competitivo, ya que su costo respecto al correspondiente a los combustibles líquidos resulta sustancialmente menor.
Otra característica importante del LPG es que por ahora es el único producto que abastece perfectamente las exigencias del país, con un importante saldo exportable hacia los países limítrofes, que redundaría en ingresos, sumamente necesarios, de divisas.
Es importante destacar que la falta de planificación y las políticas erradas en el manejo del LPG por los distintos gobiernos hicieron que este producto disminuyera en su producción durante los últimos años. Políticas de subsidios sin sentido, que aún hoy se conservan, han desembocado en una transferencia horizontal de utilidades desde los productores a los fraccionadores, sin beneficio para el usuario que decían abastecer. El denominado “gas de los pobres” con su subsidio generalizado beneficia a los ricos que utilizan dicho producto en sus casas de fin de semana, barrios privados, etc.
Si se cruzan los datos del Ministerio de Desarrollo Social con los de la Secretaria de Energía se podría por un simple sistema determinar a quien se deba entregar la “garrafa social”, en algunos casos gratuitamente y en domicilio como corresponde a las prácticas de entrega.
Políticas de subsidios sin sentido, que aún hoy se conservan, han desembocado en una transferencia horizontal de utilidades desde los productores a los fraccionadores, sin beneficio para el usuario.
Por otro lado, si consideramos que con el desarrollo de Vaca Muerta y la consiguiente extracción de líquidos se va a obtener una cantidad importante de LPG, deberíamos realizar un estudio comparativo de su uso contra el de otros combustibles. Habrá que tomar en cuenta, la experiencia en diferentes países, donde el LPG se usa como remplazo del gas oil, en transporte vehicular, tanto de pasajeros como de mercaderías, y en secado de granos, entre otras actividades.
El agro es uno de los sectores que aprovecha el producto. Las explotaciones agropecuarias tienen tanques de almacenaje de LPG para uso doméstico. Si se convirtieran a LPG los motores del agro, se reemplazaría un producto de alto costo como el gas oil y además se lograría el abastecimiento, sin necesidad de movilizarse hacia las estaciones servicio o al “agro service” para cargar el combustible.
En su amplia utilización, en algunos países, por ejemplo, el LPG se usa en recolección de residuos nocturnos, para evitar la polución.
Con respecto a la infraestructura, la misma se encuentra con capacidad, tanto de almacenaje como de transporte, para duplicar el sistema de utilización y de exportación, a través de tanques de abastecimiento. Como no son necesarios ductos, su comercialización se torna más simple, como ocurre con cualquier combustible líquido.