El nuevo plan gas buscará aumentar la producción de todas las cuencas
No discriminará entre yacimientos convencionales y no convencionales, según indicaron desde Nación. Preocupa la caída de las inversiones y buscan evitar millonarias importaciones en el invierno 2021. YPF juega un rol clave.
El gobierno nacional prepara junto a YPF un plan de estímulo a la producción de gas para ahorrar millonarias importaciones en el invierno de 2021 y volver a motorizar las inversiones en el sector, prácticamente paralizadas desde hace dos años.
“Estamos trabajando en un nuevo plan e incentivo a la producción gasífera. Nuestra mirada esta puesta en corto, mediano y largo plazo. No nos sirve un plan gas que resuelva el invierno y nos deje mal parados para el año que viene”, aseguró el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, al exponer ayer en la Comisión de Economías Regionales y Pymes del Senado de la Nación.
“Estamos viendo con preocupación el invierno del año que viene”, dijo el subsecretario de Hidrocarburos, Juan José Carbajales.
«Estamos trabajando un programa de estímulo a la producción nacional en todas sus cuencas y para todos los recursos, tanto convencional como no convencional», dijo el subsecretario de Hidrocarburos, Juan José Carbajales.
Explicó que a fines del año pasado mantuvo reuniones con las empresas productoras con la idea de implementar contratos de gas de mediano y largo plazo, de dos a cuatros años, para dar certidumbre a las inversiones, pero la pandemia del coronavirus complicó los planes.
El gobierno avanzará en los próximos días en la implementación «de un programa de estímulo a la producción nacional en todas sus cuencas y para todos los recursos, tanto convencional como no convencional. Estamos trabajando con YPF, que está alineado con esta idea. Luego nos juntaremos con la industria y con la OFEPHI, con todos los actores de las cámaras empresarias y del mundo del trabajo para acercarles la propuesta”, explicó Carbajales.
Caída de inversiones
El incremento de la producción de Vaca Muerta de los últimos años se tradujo en una abundancia de gas en los meses de menor consumo interno, falta de infraestructura y mercados donde colocar el gas y una fuerte caída de los precios, que se tradujo en una abrupta baja de las inversiones en yacimientos gasíferos, las cuales migraron al petróleo.
El gobierno es consciente de que la baja perforación de pozos de gas que se evidencia desde todo 2019, tendrá impacto en la producción en los próximos meses y se traducirá en mayores importaciones de GNL el año próximo, si la tendencia no se revierte.
«Es un sector muy sensible para la balanza de divisas, hay que mirarlo a largo plazo”, advirtió Kulfas.
El gobierno devuelve a YPF su rol protagónico como empresa estratégica del sector, alineada a las políticas oficiales.
Según adelantó el sitio Econojournal, el nuevo programa (Plan Gas 4), consistiría en la implementación de contratos entre las productoras y las distribuidoras de gas a un precio que rondaría los 3,50 dólares el millón de BTU. El Estado subsidiaría la diferencia entre el precio pactado entre las partes y lo que falte para alcanzar los u$s 3,50, valor que haría rentables las inversiones en los yacimientos.
De esta manera, el programa sería muy diferente al esquema actual vigente (la Resolución 46 del ex ministro Juan José Aranguren), que pagaba entre 7,50 y 6 dólares el millón de BTU a la producción de proyectos individuales, y estaba dirigido a formaciones shale y tight.
El gobierno nacional quiere evitar que en 2021 deba regresar el barco de GNL que estuvo inyectando gas importado entre 2008 y 2018 en el puerto de Bahía Blanca, y sobre todo abrir la sangría de divisas que significó un gran dolor de cabeza para la administración de Cristina Fernández. La idea es no caer viejos errores. Kulfas tiene bien estudiado el impacto negativo que tuvo el sector energético en la restricción externa.
Además, el gobierno devuelve a YPF su rol protagónico como empresa estratégica del sector, alineada a las políticas oficiales. Pese a ser la principal productora de gas de país y una compañía controlada por el Estado, durante el gobierno de Mauricio Macri, la petrolera nacional se vio relegada y sus ingresos seriamente perjudicados por las decisiones de Aranguren y sus sucesores.