Gas: Argentina importó el equivalente al 31,5% de la producción de Neuquén
El 17% del gas que se consumió entre enero y agosto provino del extranjero. Este año los precios del GNL y de la producción de Bolivia cayeron a la mitad.
La fuerte caída de los precios del gas que la Argentina importa para afrontar el pico de demanda del invierno disimuló este año la importante baja de la producción doméstica, aunque el escenario advierte la sangría de dólares que puede significar en 2021 si no se reactivan las inversiones en los yacimientos neuquinos.
Entre enero y agosto, la producción acumulada de gas en el país fue de 30.600 millones de metros cúbicos (MMm3). En el mismo periodo se importaron 5.300 MMm3, el 17% del total de lo que se consumió, según datos de la Subsecretaría de Hidrocarburos. Es decir, que las compras de gas al extranjero representaron el 31,5% de la producción de Neuquén, la provincia gasífera por excelencia.
Este invierno, la terminal de regasificación de GNL de Escobar, registró en agosto un récord histórico de inyección de gas de 22,7 millones de metros cúbicos día (MMm3/d).
El efecto de la pandemia a escala global benefició al país en un momento en que la sequía de divisas es apremiante. Este año Argentina consiguió los precios más bajos de su historia en la importación de gas natural licuado (GNL). La empresa estatal IEASA compró 28 cargamentos a un promedio de 2,87 dólares el millón de BTU, un 51,5% menos que los 5,92 dólares que pagó el año pasado. La operación demandó unos 220 millones de dólares.
Este invierno, la terminal de regasificación de GNL de Escobar, registró en agosto un récord histórico de inyección de gas de 22,7 MMm3/d para atender el pico de demanda por las bajas temperaturas en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), la zona más poblada del país.
“Se pensaba que este año iba a haber una baja de la demanda que iba a estar salvada con la producción local, pero la verdad es que hubo muchísimo consumo de combustible líquido para generación eléctrica y las nominaciones de regasificación fueron a máxima capacidad del buque. Se trabajó a full. No hemos tenido ninguna interrupción en una época muy complicada por la pandemia, en la que hay que reconocer el trabajo de la tripulación argentina”, indicó Gabriela Aguilar, gerente general de Excelerate Energy Argentina, la compañía que opera el buque de GNL ubicado en el río Paraná.
Gas de Bolivia más barato
Por otro lado, el escenario derivado de la pandemia también benefició al país por la baja de precios de la principal fuente de importación de gas del país: la producción de Bolivia. Según datos del país vecino, para el trimestre julio-agosto- septiembre de este año, la cotización fue de 3,59 dólares el MBtu, es decir un 56,4% menos que los 6,25 dólares que se pagó en el mismo periodo del año pasado.
Si bien se espera que para 2021 el escenario global de precios siga deprimido, los pronósticos indican una tendencia a la suba. Según Aguilar, el GNL rondará los 4,5 dólares el MBtu.
“Se pensaba que este año iba a haber una baja de la demanda que iba a estar salvada con la producción local, pero la verdad es que hubo muchísimo consumo de combustible líquido para generación eléctrica y las nominaciones de regasificación fueron a máxima capacidad del buque», indicó, Gabriela Aguilar, gerente general de Excelerate Energy Argentina.
La directiva de Excelerate señaló que la coyuntura “es ventajosa para la Argentina que puede contar con energía más barata. Siempre es mucho mejor acudir al gas nacional, pero cuando no contás con producción suficiente para el pico del invierno tenés que empezar a mirar los sustitutos: el gas de Bolivia cuyo precio está atado a los combustibles líquidos, el LNG y combustibles líquidos para generación que son mucho más caros y más contaminantes”.
Entre enero y agosto de este año, se produjo en el país 126,8 millones de m3 diarios de gas, un 12,2% menos que en el mismo periodo de 2019. La caída de perforación de pozos de gas en los últimos dos años empieza a pasar factura: en agosto, la utilización de gas por parte de las usinas térmicas fue un 14,5% menor que el mismo mes de 2019, mientras que el uso de fueloil creció 164,8% y el de gasoil un 31,5%.
Generar con combustibles líquidos es cuatro veces más costoso que el gas local y el triple que el GNL.
En este contexto, el Plan Gas que lanzará el gobierno nacional en los próximos días jugará un rol central en un momento de fuerte restricción externa y de crisis de divisas.
Entre enero y agosto de este año, se produjo en el país 126,8 millones de m3 diarios de gas, un 12,2% menos que en el mismo periodo de 2019.
Escobar, el seguro del sistema
“Este fue un año récord de regasificación, y estamos super orgullosos de Escobar porque la operación brindó la seguridad y la estabilidad del sistema energético argentino”, aseguró la gerente general de Excelerate Energy Argentina.
Por la pandemia de coronavirus, la empresa debió aplicar estrictos protocolos para evitar contagios entre los 45 trabajadores que operan el buque regasificador, que este año tuvo un rol fundamental por el curdo invierno que asoló a la zona del AMBA, la más poblada del país, y que disparó la demanda.
La importación de GNL permitió al país ahorrar 12 mil millones de dólares porque se reemplazó el uso de combustibles líquidos que se hubiera requerido para paliar la caída de la producción de gas local.
“El precio bajo del LNG colabora con la Argentina para poder hacer la transición de esta situación de contexto complejo con producción local la baja, y permite tener acceso a energía más barata y limpia. Eso colabora, pero por otro lado, hace difícil el desarrollo de proyectos de exportación de LNG. Estamos en una transición. Hay que tomar la oportunidad en las condiciones adversas de un precio de LNG barato para poder transcurrir estos momentos”, dijo Aguilar.
Y agregó que desde 2008 a 2019, la importación de GNL permitió al país ahorrar 12 mil millones de dólares porque se reemplazó el uso de combustibles líquidos que se hubiera requerido para paliar la caída de la producción de gas local.
“Los países contratan nuestros barcos por diversas razones: los que no tienen producción, como por ejemplo Bangladesh y Pakistan, los necesitan todo el año. Hay casos donde es para consumo puntual como EE.UU que es productor de LNG y a veces necesita un barco adicional en el invierno, dos meses al año. Otros países lo tienen todo el año como Brasil, Israel o Argentina que lo utilizan para el pico de demanda pero también como garantía del sistema. Si pasa algo durante el resto del año, es un caudal adicional de energia que está latente. Es un seguro”, explicó la directiva.