OIL & GAS

La energía eólica presiona sobre el mercado del gas de Vaca Muerta

En 2019 los nuevos parques desplazaron 1.360 millones de m3 de gas. Se debate la conveniencia económica de las renovables ante el crecimiento de la producción del shale.

La energía eólica tuvo un fuerte despegue en los últimos tres años.

La energía eólica, que tuvo un gran crecimiento en los últimos años, ya se convirtió en una competencia directa para el gas de Vaca Muerta. En 2019, los molinos desplazaron unos 1.360 millones de metros cúbicos de gas del negocio de la generación eléctrica.

La generación renovable que se incorporó desde junio 2018 a la fecha como resultado de las distintas ediciones de los programas nacionales RenovAr y las ventas entre privados en el Mercado a Término (Mater) representó durante el año 2019 unos 5.200 gigawatts hora (GWh) de energía generada, de acuerdo a las estadísticas de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico S.A. (Cammesa).

Esa cifra significó el desplazamiento de unos 1.360 millones de metros cúbicos de gas, si se considera que esa energía hubiese sido generada por centrales térmicas convencionales, indicaron fuentes del mercado eléctrico consultadas por Patagonia Shale. 

Es decir, que la irrupción de los proyectos eólicos significó para las productoras de gas una pérdida de un mercado de unos 3,6 millones de m3 diarios, cifra que no tiene gran impacto si se tiene en cuenta que el país produce casi 140 millones de m3 diarios, pero que pesa en los meses calurosos cuando baja la demanda domiciliaria. La sobreoferta obligó a cerrar pozos varios durante varios días en 2019. Algunos fines de semana llegaron a sobrar 15 millones de m3 diarios, según fuentes del mercado.

En diciembre los parques eólicos generaron el 5,4% del total de la energía del país.

La abundancia de gas por el incremento de la productividad de los pozos de Vaca Muerta se combinó, además, con una caída de la demanda, producto de la crisis económica. El consumo de gas tuvo una caída anual del 5,3% y el de electricidad se redujo un 4,2%, al tiempo que la producción gasífera creció nacional aumentó un 5,5%.

Desde 2016, la producción de energía renovable tuvo un crecimiento exponencial. En 2017 la generación de electricidad proveniente de fuentes limpias era del 2% del total, mientras que en diciembre de 2019 alcanzó el 8,2%. 

Ese incremento estuvo sostenido por el sector eólico, que en diciembre llegó a generar el 5,4% del total de la energía del país, y que cuenta con 1.675 MW de potencia instalada, el 60% del total de las renovables, de acuerdo a los datos de Cammesa. 

Participación en el cubrimiento de la demanda eléctrica

Sustituir líquidos

La incorporación, a partir de 2016, de energía eólica permitió reemplazar la generación de electricidad mediante la quema de combustibles líquidos  (gasoil y fueloil) y máquinas ineficientes y -junto con el desarrollo del gas de Vaca Muerta- reducir las importaciones de GNL.

Además de un beneficio ambiental al reemplazar la quema de combustibles fósiles por fuentes limpias, en un principio la incorporación de molinos produjo un ahorro al sistema, ya que con contratos que rondaban entre los 50 y 60 dólares dólares el megawatt hora (u$s/Mwh) desplazaron generación que tenía un costo marginal mucho más alto.

Sin embargo, a partir del año pasado, con el crecimiento del desarrollo de Vaca Muerta y la caída de la demanda eléctrica, la energía eólica empezó a presionar sobre el mercado del gas y, por tener despacho prioritario, a desplazar fuentes de generación más económicas.  

Teniendo en cuenta que para que Vaca Muerta pueda competir en los mercados globales del GNL el gas en boca de pozo deberá estar debajo de los 3 dólares el millón de BTU (MMBTU), el costo de la electricidad de origen térmico, sobre todo en las centrales de ciclo combinado, seguirá disminuyendo y quedará a la mitad del eólico, indicaron fuentes del mercado.

Con el crecimiento del desarrollo de Vaca Muerta y la caída de la demanda eléctrica, la energía eólica empezó a presionar sobre el mercado del gas y, por tener despacho prioritario, a desplazar fuentes de generación más económicas.

Ante este panorama de costos, hoy ya se debate la conveniencia de seguir estimulando la construcción de grandes parques eólicos habida cuenta de la crisis macroeconómica, la escasez de divisas que enfrenta el país y la abundancia de gas. Es decir, para algunos sectores, sobre todo los vinculados a la industria petrolera, el Estado debería evaluar la estrategia en el corto plazo. 

A largo plazo, hay un consenso generalizado sobre la necesidad de que la matriz energética gire hacia energías limpias y que el gas es el combustible de origen fósil más eficiente en términos económicos y ambientales que liderará la transición.   

A mediados de 2008, los proyectos eólicos en el país comenzaron a tener serias limitaciones por una combinación de varios factores, entre los que se destacan la coyuntura macroeconómica, que encareció el financiamiento de los proyectos, y la falta de acceso a la capacidad de transporte de electricidad, que requiere inversiones millonarias. El gobierno de Mauricio Macri lanzó un plan de construcción de 3.000 km de líneas de alta tensión que no prosperó por el fracaso del esquema de PPP. Además, se estima que hay proyectos adjudicados por más de 1.000 MW que no cumplieron con los contratos por falta de financiamiento o por especulación de empresarios que no buscan invertir sino hacer negocios con ellos.

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