ENTREVISTAS

“Vaca Muerta no necesita mercado, necesita competitividad”

En diálogo con Patagonia Shale, el gerente de Compañía Mega, Alejandro Fernández, asegura que la empresa quiere duplicar su potencia instalada, pero aún falta mercado para el gas. Considera que el futuro está en la integración regional y el GNL

El complejo de Compañía Mega en Loma La lata opera al tope de su capacidad instalada. Hace unos años, una parte de la planta estaba paralizada por la falta de materia prima. Hoy el gas sobra, unos 7 millones de m3 diarios de gas son inyectados al sistema troncal sin poder realizar la separación de líquidos. 

Ante el crecimiento de la producción de Vaca Muerta, la sociedad integrada por YPF, Petrobras y Dow Argentina evalúa duplicar su tamaño hacia 2024. Pero la decisión de encarar una inversión millonaria está condicionada por la existencia de un mercado para el metano.  

El complejo se abastece por una corriente de gas natural de unos 40 millones de metros cúbicos por día (el 55% de la producción de Neuquén) para alimentar el proceso en el que se retienen líquidos por el equivalente unos 5 millones de metros cúbicos por día. El gas seco se inyecta en los sistemas troncales de transporte, mientras que los líquidos retenidos son transportados por un poliducto de 12 pulgadas de diámetro hasta la planta fraccionadora de Bahía Blanca.

En diálogo con Patagonia Shale, el gerente general de Compañía Mega, Alejandro Fernández, explica la visión del negocio de la empresa para los próximos años.

¿Cuál es el objetivo de la compañía para el futuro?

Mega tiene un negocio muy claro con una visión muy concreta de cuál es su misión en el corto, mediano y largo plazo. Nos encantaría liderar la expansión del sector del midstream, y para eso tenemos que avanzar en algunas cuestiones en las que hoy no tenemos el know how. 

¿Tienen  proyectos de expansión?

Hay visualizaciones de expansión del negocio pero para hacer más de lo mismo. Hoy el cambio de la estructura del negocio pasa por el lado de que en la génesis de la compañía fue un joint venture que se creó en el año ‘98 con fines muy específicos para cubrir las necesidades de los tres socios. Y esos tres socios nos mantenían un negocio cerrado y productivo. YPF nos vendía todo lo que necesitábamos comprar y DOW y Petrobras que nos compraban todo lo que necesitábamos vender. Ese esquema de negocio cerrado terminó a fines del año pasado por algunas condiciones contractuales. Hoy hay una Mega, que por el crecimiento de Vaca Muerta, puede tener un salto de calidad. Tiene que ver con duplicar y expandir nuestra capacidad de forma programática y organizada.  

¿Cómo se compone hoy el negocio de Mega?

Hoy Mega captura un spread entre lo que es el gas en boca de pozo y lo que es el multiplicador petroquímico puesto en un barco en el puerto de Bahía Blanca. En el medio tenemos un activo de 1.000 millones de dólares que nos permite capturar ese spread. Compramos calorías, extraemos el GLP y el etano, devolvemos el gas a los gasoductos y el resto lo llevamos por el poliducto hacia Bahía Blanca, y lo fraccionamos allí. 

Una parte es para los cracker de la fábrica de etano, etileno y polietileno, plásticos y la otra parte se envía mediante barcos al exterior, salvo la cuota de los compromisos con el mercado local. 

¿Cómo influye el crecimeinto de la producción e Vaca Muerta en el negocio?

Tenemos visualizado un futuro con mucha más disponibilidad de materia prima. Hoy tenemos más gas del que somos capaces de procesar. Con las condiciones actuales tenemos una capacidad de recibir unos 40 millones de m3 diarios de gas. Con ese volumen podemos procesar 4.800 toneladas, estamos en los límites.  Hoy estamos rechazando unos 7 millones de m3 diarios que pasan por nuestra planta y no le podemos separar los líquidos  y van directo al sistema troncal.

¿Cómo es la ampliación que tienen pensada?

Es una ampliación planificada, es una economía de escala. Hacer una expansión para 5 mil toneladas es mucho más barato que hacerlo para 2.000 toneladas. El tema es que por una condición de mercado, que no tiene que ver con la macroeconomía del país -que tampoco está ayudando mucho-, hasta que no haya iniciativas importantes de GNL y de integración regional el desarrollo de Vaca Muerta va a venir un poco más demorado en el tiempo; estoy hablando de unos dos años de demora.

Tenemos pensada duplicar la capacidad instalada para 2024, en el medio vamos a definir algunas ingenierías, más modulares para fines de 2020 estar con una capacidad instalada para procesar otros 8 millones de m3 diarios de gas.

¿Cómo visualiza los proyectos de GNL?

Hay un proyecto de nuestro socio YPF de una barcaza licuefactora en Bahía Blanca como leading case para algo más grande. Tenemos mucha expectativa -no tanto por la disponibilidad de la materia prima que va a estar-, sino por la estacionalidad marcada que tiene la Argentina. Nosotros no podemos salir a pedir autorización para que nuestro directorio nos acompañe en inversiones en capital intensivo si no podemos garantizar un factor de carga del orden del 85-90 por ciento, sobre todo en los valles de verano por la baja de la demanda. 

Estamos seguros que en invierno no vamos a tener problemas de disponer del gas que no nos sirve como el metano que es lo que devolvemos al sistema troncal de transporte.  Nuestra expectativa de crecimiento está en el orden de los 70 millones m3 y nos quedamos con el 20%, es decir unos 14 millones de m3. Por eso tenemos que tener la certeza de que esos 56 millones de m3 restantes se la lleve el mercado o la cadena de valor del metano. Si el dueño de ese gas –que no es de Mega- no lo puede vender  no nos va a poder cargar la planta porque hoy no hay infraestructura para colocar esos excedentes. Hay iniciativas de los productores para hacer almacenamiento subterráneo para reinyectar los excedentes de la descarga estival en verano, pero eso va a llevar unos años.

Se abre un desafío para y oportunidad para el midstream…

Hace falta inversiones para la evacuación de todos los desarrollos de Vaca Muerta, y nosotros vemos claramente una oportunidad para Mega para ser viavilizadores de los desarrolladores petroquímicos de Bahía Blanca.

El GNL es parte de la solución. La problemática es la falta de demanda estival para el gas residual. Parte de la solución pasa por integrarse con los países del Conosur -Chile fundamentalmente- no sólo vía gasoductos, sino también mediante venta de energía eléctrica, y un módulo de GNL razonable y económico. Otra parte de la solución será transferir parte de la estacionalidad argentina a países que nos abastecen hoy como por ejemplo Bolivia. 

Argentina necesita dos herramientas: desarrollar la regasificación de GNL en lugares adecuados, cerca de los grandes centros de consumo como el cordón industrial Buenos Aires –Rosario y parte Bolivia. Siempre dentro de un marco legal y cumpliendo contratos y leyes.

¿Es viable un nuevo proyecto de fraccionamiento en la Cuenca Neuquina?

Cuando se mira el negocio de una empresa como Mega, de capturar un spread entre el valor en boca de pozo y un gas licuado de petróleo en un barco, tiene que ver con el acceso a un puerto. El mercado no puede ser abastecido de forma eficiente desde Neuquén. Si hubiese una demanda incipiente y creciente de GLP en el sur de Chile y la Patagonia que podría ser abastecida por una fraccionadora desde Neuquén sería viable, pero hoy no es una posibilidad de negocio que nosotros veamos. 

¿Cuáles son los yacimientos que abastecen a Mega?

Hoy recibimos de todos los campos que están en desarrollo en Vaca Muerta. Recibimos gas en la planta de Total, Shell, Gas y Petróleo del Neuquén, YPF, Pan American Energy, Wintershall, Tecpetrol, Pampa, XTO y Dow Chemical. Hay acuerdos entre esas empresas, fundamentalmente con YPF que es el proveedor del gathering que posibilita el abastecimiento a Mega, con lo cual nosotros recibimos el gas de esos productores. 

Estamos recibiendo gas que viene de la ventana de gas seco, muy rico en etano, más pobre en los productos de mayor valor como propano, butano y gasolinas, y ahora hay corrientes que están entrando de la venta de gas húmedo y condensado, y gas asociado al black oil de Loma Campana que para nosotros es ideal. Cada vez que hay proyectos que se corren al este de la cuenca es más interesante para nosotros. 

¿El país está preparado para el crecimiento del gas de Vaca Muerta?

Bajo ciertas circunstancias vamos a pasar un verano complicado para el gas que devolvemos y el año que viene se puede complicar aún más porque está previsto el ingreso de muchas renovables que -si bien es el camino adecuado en término de eficiencia energética- en lo que respecta al negocio de Vaca Muerta va en detrimento de la demanda de gas natural en verano. En invierno desplazarán GNL importado y líquidos, pero en verano lo último que necesitamos es desplazar al gas. Si tenemos duda con la demanda, las renovables las incrementan. Por eso nunca vemos como solución para Vaca Muerta el desarrollo de la demanda argentina. Vaca Muerta es tan grande -del orden de los 100 TFC para arriba sin tener todavía cuantificadas las reservas-, que por mayor desarrollo industrial que tenga Argentina nunca le va a dar la plataforma para que se pueda desarrollar el shale. Vaca Muerta tiene escala mundial, la solución es la exportación.

Entonces la clave pasará por llegar con un gas competitivo…

Tenemos un eslogan que tratamos de imponer desde Mega: “Vaca Muerta no necesita mercado, necesita competitividad”, porque el destino de Vaca Muerta es ponerla en un barco o en un  gasoducto a países vecinos. Va a haber un desarrollo industrial en la Argentina, como la petroquímica o plantas de fertilizantes, pero eso elevaría la demanda a unos 15 o 20 millones de m3 adicionales y no es la Vaca muerta que todos quieren, las aspiraciones son 120 o 130 millones de m3 saliendo desde Neuquén. Esos volúmenes no tienen chance de que sean para la Argentina. 

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