Vaca Muerta cierra un 2025 récord, pero se prepara para un escenario de precios “ácido” en 2026
Nicolás Arceo, director de Economía y Energía, advierte que la baja internacional del Brent podría presionar la actividad el próximo año. Mientras la producción toca máximos históricos, la industria mira con cautela los pronósticos de la EIA y la urgencia del proyecto VMOS.
Si el 2025 será recordado como el año en que Vaca Muerta terminó de “dar vuelta la torta” de la matriz energética argentina, el 2026 se perfila como un test de resistencia. Nicolás Arceo, consultor energético, encendió las luces de alerta sobre un frente externo que podría complicar los planes de expansión: un precio del barril a la baja.
En un reciente análisis para en el streaming VMI, Arceo contrastó el éxito rotundo del año en curso con un horizonte internacional desafiante. “Claramente un escenario de precios más ácido, con un Brent convergiendo a los 50 dólares, determinaría una caída de los niveles de actividad en la economía local“, sentenció el director de la consultora Economía y Energía.
El fantasma de los 50 dólares
La preocupación central radica en los futuros del crudo. Mientras que el consenso de los analistas sitúa al Brent en torno a los 60 dólares para 2026, las proyecciones más pesimistas —como las de la Agencia de Información Energética de EE.UU. (EIA)— ubican el barril cerca de los 51 o 52 dólares.

Para los operadores de la Cuenca Neuquina, esta diferencia no es menor. Un escenario de precios deprimidos obligaría a revisar la eficiencia de costos al máximo para sostener los márgenes de rentabilidad. Arceo proyecta que, en el corto plazo, la actividad se mantendrá en una meseta de 30 a 32 plataformas activas, a la espera de que los precios internacionales repunten, algo que la mayoría de los expertos recién visualiza para 2027.
La consolidación de Vaca Muerta
El análisis de lo que viene no opaca los números del presente. Argentina cerrará 2025 rozando los 850.000 barriles diarios de producción, un hito impulsado casi en solitario por el shale.
“Hoy los futuros están entre 63 y 65 dólares, pero la EIA está pronosticando un Brent en torno a los 51 para el año que viene”.
Los datos son elocuentes: el 83% del crecimiento de la producción petrolera del último año provino de la Cuenca Neuquina y el 74% de todo el petróleo que produce el país ya es no convencional.
“Se sumaron casi 90.000 barriles diarios de producción adicional”, destacó Arceo, confirmando que el declino del convencional ya ha sido sobradamente compensado por la roca madre.

Cuellos de botella: La carrera por la infraestructura
Más allá de los precios, el otro gran condicionante para el futuro inmediato sigue siendo la capacidad de transporte. Si bien las obras de ampliación de Oldelval darán “aire” al sistema en el corto plazo, Arceo advirtió que esa capacidad volverá a saturarse hacia fines de 2026 o inicios de 2027.
Aquí es donde el proyecto Vaca Muerta Oil Sur (VMOS) se vuelve crítico. Según el consultor, la concreción de esta obra es “imprescindible“ para garantizar la evacuación del crudo durante la segunda mitad de la década. Sin VMOS, y con un Oldelval al límite, el crecimiento de Vaca Muerta encontraría un techo físico insalvable, independientemente del precio internacional del barril.
La industria se adentra en un 2026 de sintonía fina: deberá navegar la volatilidad de precios externos con una estructura de costos eficiente, sin perder de vista que las grandes obras de infraestructura deben acelerarse hoy para no estrangular el crecimiento de mañana.









