El gas de Vaca Muerta estuvo presente en la agenda de Fernández y Bolsonaro
Argentina busca vender gas al sur brasileño, ya sea mediante la construcción de un gasoducto entre Neuquén y Porto Alegre, o mediante envíos de GNL. Ambas opciones enfrentan complejidades.
La construcción de un gasoducto que lleve la producción de Vaca Muerta al cordón industrial del sur de Brasil fue uno de los principales temas que abordaron los presidentes Alberto Fernández y Jair Bolsonaro durante una videoconferencia con motivo del Día de la Amistad Argentino-Brasileña.
Según los cálculos del gobierno argentino, la construcción de un gasoducto binacional «permitiría llevar la demanda brasileña actual de gas de nuestro país de 3 millones m3/día a unos 15 millones m3/día”, según consigan un documento de trabajo difundido por el diario Perfil.
El ducto se dividiría en tres partes: desde Tratayén (Neuquén) a San Jerónimo (Santa Fe); luego seguiría a Uruguayana, en la frontera de Rio Grande do Sul, y ya en el territorio brasileño, se construiría otro tramo hasta Porto Alegre. La obra demandaría unos 5.000 millones de dólares.
El objetivo de Argentina es suplir el gas boliviano que compra Brasil, cuya producción va en declino. El secretario de Energía, Darío Martínez, es el encargado de impulsar los entendimientos necesarios con las autoridades brasileñas, a través del embajador en el país vecino, Daniel Scioli.
El representante diplomático viene hablando del tema con el ministro de Minas y Energía de Brasil, Bento Albuquerque.
Hasta el momento no hay estudios serios que evalúen la demanda del mercado del sur de Brasil ni la conveniencia económica de construir un gasoducto, que demandaría una inversión multimillonaria.
La construcción de un gasoducto binacional para llevar gas desde Neuquén al sur brasileño demandaría una inversión millonaria. Aún no está claro si convendrá económicamente.
Según el documento interno del Ejecutivo, “debe tenerse en cuenta que el aumento de la producción de gas brasileño (del pre-sal) podría generar algunas dudas en ciertos sectores públicos y privados en Brasil respecto de la necesidad real de llevar adelante una inversión como la necesaria para la construcción del gasoducto Uruguayana – Porto Alegre».
El plan B de Argentina sería vender la producción en forma de GNL (Gas Natural Licuado) mediante transporte terrestre o marítimo. Podría exportarse desde Entre Ríos a partir de los gasoductos de la zona mesopotámica y plantas de licuefacción de pequeña escala con el objetivo de aprovisionar Brasil para la generación de energía eléctrica y vehicular. En ese caso, el país competiría con proveedores mundiales de GNL.
Otra opción es venderle gas a la Central Térmica de Uruguaiana (CTU), adquirida por el grupo argentino SAESA: «La CTU tiene una capacidad máxima de 640MW y puede consumir entre 1,4 y 2,8 mm3/día operando a ciclo completo. El transporte del Gas se realiza a través del gasoducto de exportación a Brasil (TGM) con una capacidad actual de 2,8 mm3/d», indica el paper.
«En cualquier caso, existe consenso de que el Sur de Brasil, en particular los Estados de Río Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná, que representan el 10% de la demanda de Brasil y que cuentan con una proyección de duplicar su demanda en 2040, puede ser un importante comprador de gas argentino, una vez que se determine la forma más eficiente de transporte”, señala el documento del gobierno argentino.