OIL & GAS

Por qué el coronavirus afectó más a Vaca Muerta que a los yacimientos convencionales

La producción de shale oil se desplomó junto con la demanda. Las petroleras decidieron paralizar los pozos nuevos. La recuperación puede ser rápida pero dependerá de la economía.

La recuperación de Vaca Muerta post pandemia será paulatina y dependerá de la capacidad del país de volver a mover los engranajes de la economía, en particular de la demanda de combustibles. 

Abril fue el mes en el que más se sintió el impacto de la paralización forzada de pozos por el derrumbe de la demanda de las refinerías y la falta de capacidad de almacenamiento.

El 45% de la producción de crudo que se retrajo en el país en abril correspondió a Neuquén.

La extracción de crudo en Neuquén registró una baja del 23,7%, unos 198.113 metros cúbicos (m3) menos con respecto al volumen producido en marzo.

Chubut, provincia que le disputa el liderazgo petrolero, redujo su bombeo en 32.310 m3, un 4,4% menos con respecto al mes anterior. Mientras que Santa Cruz, la tercera provincia productora, registró una disminución de 20.958 m3, (-5,6%); y Mendoza (4ª) tuvo una baja de 15.022 m3 (-13,4%).

En resumen, el 45% de la producción de crudo que se retrajo en el país en abril correspondió a Neuquén.

La mayor parte de recorte recayó en los principales yacimientos de Vaca Muerta como el clúster de la zona de Añelo. De acuerdo a los datos de la Secretaría de Energía de la Nación, en abril la provincia registró 274 pozos parados transitoriamente más que en febrero, mes previo a la aplicación del aislamiento social. 

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Las claves que afectaron al shale

Según las fuentes de la industria consultadas, el recorte en el shale responde tres factores. En primer lugar, porque presenta una mayor ductilidad para manipular los volúmenes de producción por tener la mayoría de los pozos nuevos con surgencia natural, los cuales son más simples de reactivar que los que tienen bombeo mecánico. Además cuentan con los últimos avances tecnológicos y se pueden operar de forma remota.

Al contrario, la mayoría de los pozos convencionales pertenecen a campos maduros que requieren de inyección de agua o polímeros para extraer el petróleo, cuya reactivación es más compleja.  

Un segundo aspecto a tener en cuenta es que la capacidad de stock de crudo liviano está colmada. Y en tercer lugar, el petróleo neuquino aún no tiene mercados de exportación donde colocar el excedente, como sucede con el Escalante del Golfo San Jorge.

Las petroleras prefirieron paralizar los pozos nuevos, de urgencia natural, que presentan menos complejidad para ser reactivados que los convencionales. La mayoría de esos pozos se encuentra en Vaca Muerta.

Parar y arrancar

“Cerrar los pozos siempre tiene una connotación de riesgo porque luego cuando se los abre se pueden haber desmoronado, perder presión o inundarse. Desde el punto de vista geológico, hay hay un riesgo productivo, por eso siempre los productores intentan no tener que cerrar los pozos cuando hay una caída de demanda”, explicó Eduardo Fernández, director de la carrera de Especialización en Petróleo y Derivados de la UBA.

Según el socio fundador de WEOR Consulting, Raúl Puliti, las petroleras “han parado los pozos no convencionales asumiendo que no tendrán mayores problemas para ponerlos en marcha, antes que parar los yacimientos convencionales porque todo el mecanismo de reactivación es más complicado y además tienen muchos más pozos”. 

Puliti señaló que técnicamente la reactivación no tendrá mayores inconvenientes, salvo cuestiones puntuales, y que se puede organizar en un corto periodo de tiempo acompañando la demanda.

En el caso de los campos convencionales, el consultor consideró que, “si no se para la inyección, no sólo se pueden recuperar los niveles de producción anteriores, sino incluso un poco más por algún tiempo porque los yacimientos se presurizarían”.

Para Fernández, los problemas que enfrentará el sector en el corto plazo no estarán vinculados a la reactivación de los pozos productores sino “desde la perspectiva del comercio”. Señaló que la recuperación de la demanda “no será tan sencilla como muchos creen».

“Va a haber muy poca propensión a la inversión. Va a ser muy difícil conseguir inversores, no solo en Argentina sino en todo el mundo, porque por la pandemia es posible que baje la disponibilidad de capital”, agregó. 

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